miércoles, 26 de marzo de 2008

llueve, llueve, llueve...

Faltan menos de 20 días para la fecha señalada en el calendario, aunque dicen que a partir de ahora puedes llegar en cualquier momento.

Me encuentro pesada, siento que te me clavas en todas partes, que ya no tengo espacio para ti, estoy deseando pasar de etapa, han sido nueve meses maravillosos, pero necesito verte, poder tenerte en mis brazos, oler tu piel de bebé, sentir tu llanto y poder calmarte, cantarte al oído en voz baja en mitad de la noche, cuando nadie nos oiga...

En cambio sé que cuando nazcas habrá acabado un proceso muy especial, una etapa en que eres mío y sólo yo te puedo dar todo lo que necesitas para crecer. Desde el momento en que corten el cordón que nos une, todos mis esfuerzos se centrarán en enseñarte a valerte por ti mismo, a hacer que me necesites cada día un poco menos. Te enseñaré a hablar, a caminar solo, a alimentarte por ti mismo... te enseñaré lo que necesites para ser un niño independiente, un hombre que será capaz de crear una vida nueva, como tu padre y yo te hemos creado a ti. Y entonces recordaré estas patadas que me das, las noches de insomnio, los dolores de espalda, y pensaré que sólo entonces encontrabas en mí todo lo que necesitabas para sobrevivir.

sábado, 22 de marzo de 2008

LLUVIA


Hace dos días que empezó la primavera, mi estación favorita. Y hace dos días que tenemos un tiempo terrible, hace un frío de pleno invierno y llueve, llueve, llueve...

Tengo que pedir disculpas por quejarme de la lluvia. Tal como está el planeta no es políticamente correcto no desear que llueva, los embalses están vacíos, estamos al borde de la sequía... Pero la lluvia influye negativamente en mi estado de ánimo, llegué a donde estoy huyendo del frío y la humedad, buscando la luz... ¿Cuándo empezará la primavera de verdad?

lunes, 17 de marzo de 2008

mecufes o piedras en el camino


Hoy comienzo este blog con el propósito de ser constante y que no sea una de tantas cosas que he dejado a medias a lo largo de mi vida.

Mecufes??? Es una palabra inventada, inventada por mí, cuando era una encantadora niña de tres años y empezaba a descubrir el mundo. Entonces todo era nuevo, y extraño y muchas cosas no tenían nombre. Aquellos objetos recién descubiertos tenían que ser nombrados y yo no tenía reparos en asignarles un nombre inventado, según vaya usted a saber qué extraña asociación mental.

Los mecufes son esas piedras en el pavimento de muchas poblaciones medievales, esos suelos empedrados que debían lastimar mis piececitos de tres años cubiertos por finas sandalias en los paseos estivales. Esas piedras debían llevar un nombre, aunque sólo fuera para maldecirlas, debí considerar a aquella tierna edad.

Y a lo largo de la vida me he encontrado con mecufes de todas clases, personas mecufe, situaciones mecufe, relaciones mecufe...Hacen daño y a veces no hay más remedio que pasar por ellas para ir más allá, el secreto está en protegerse bien los pies...
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