sábado, 2 de agosto de 2008

EL VERANO EN SANTANDER


La imagen de mi verano en Santander es un día nublado, las tumbonas del jardín vacías, la piscina desierta... Aquí se me pasan los días mirando el cielo, leyendo libros, dando largos paseos, esperando ver lucir le sol.

En Santander un auténtico día veraniego se cotiza a la alza, es un bien escaso, exclusivísimo que la gente no debe dejar escapar. Por eso las playas están llenas a cualquier hora, cuando amanece un día aprovechable; un buen santanderino, y sobre todo una buena santanderina deja todo trabajo, recado o compromiso para otro momento el día en que el sol se pinta en el cielo con la promesa de un día caluroso. Ese día no se hace la cama, ni se limpian los platos de la cena de ayer, se anulan las citas en la peluquería, los supermercados están desiertos, un sandwich y una pieza de fruta comidos sobre la toalla son el almuerzo ideal en medio de la jornada laboral ( se deja el maletín y la Blackberry en la oficina y se sustituye por el cesto de paja y la revista de cotilleo amable), los niños no encuentran a sus madres al llegar a casa y éstas hablan por su móvil con cuidado de no mancharlo con aceite de coco "Hijo, estoy en la playa, vete a comer a casa de la abuela". El mundo se para, no existe nada más, playa, playa y más playa el día que el dios Sol premia a la ciudad con su presencia.

La segunda parte consiste en lucir el bronceado en las terracitas nocturnas. Creo que fue Coco Chanel quien aseguró en una desgraciada frase que "una mujer nunca es demasiado rica ni está demasiado delgada", aquí se podría decir que una buena mujer santanderina nunca está demasiado morena. Creo que existe un campeonato secreto en que la ganadora recibe una medalla invisible al final del verano, a la más bronceada. Opino que el premio debería consistir en un fondo a largo plazo para cremas y tratamientoscon el fin de recuperar en un futuro esas pieles irrecuperables, negras, resecas y arrugadas antes de tiempo.

Pieles exquisitamente pálidas como las de Nicole Kidman o Cate Blanchet serían el "blanco" perfecto en una plaza de Cañadío a rebosar de rubias de piel oscura con cubatas en las manos. La Kidman podría ser campeona en el mundial de caras desfiguradas por el bótox, pero, Nicole, ésa es otra competición, de momento en Santander siempre serás la tía loca que al final está muerta en "Los Otros" Ay ¿destripé a alguien la peli?

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