jueves, 12 de abril de 2012

Cumpleaños de ayer y de hoy

Una de las ventajas de ser una parada embarazada es que puedo dedicar todo mi tiempo al arte de la contemplación, el marujeo caseril y sobre todo a hacer todas esas cosas que cuando trabajaba no tenía tiempo de hacer o todas esas cosas que cuando tenga otro niño en casa será más difícil que pueda hacer. 





Lo que me tiene absolutamente concentrada estos días es la organización de la fiesta de cumpleaños de Roger. Y ando yo pensando últimamente que dónde quedaron esas celebraciones de aniversario en casa del homenajeado, donde la madre se dejaba la piel untando entrañables mediasnoches con foigras, colocaba ganchitos en platos hondos y servía cocacolas de dos litros en vasos de plástico. Esas fiestas (entonces no éramos conscientes) estaban cargadas de cariño, dedicación y sencillez. Desde mi humilde trinchera declaro la guerra a los Chiquiparks y defiendo las celebraciones en casa, como antaño (pero con la colaboración de los padres, por favor). ¿Por qué nadie enseña sus casas hoy en día? ¿Nuestros amigos esconden cadáveres descuartizados en maletas dentro del canapé abatible? Son muchas las dudas que me asaltan y muchas las conjeturas a las que dedica un tiempo precioso mi mente forzosamente ociosa.


Y así, me veo inmersa en el maravilloso mundo de las manualidades y el "vamos a hacerlo nosotros para ahorrar" que no sabes si al final te gastas más en cartulinas, pegamentos y algún capricho a los que siempre sucumbo cuando entro en una papelería (es superior a mí, no soporto la visión de una libreta sin dueño contemplándome desde una estantería, tengo que hacerme con ella sí o sí). Me encanta organizar una fiesta, si fuera una ricachona estaría todo el día celebrando: el dia de los Inocentes, el inicio del verano,el final del verano, la fiesta del inicio de curso escolar, el año viejo, el año nuevo...


Y lo mejor, lo mejor de todo es que tengo un marido que es peor que yo, que si le digo que si hacemos una fiesta pirata para celebrar el cumpleaños del niño, yo hago parches con cartulinas e invitaciones en forma de mapa del tesoro, y él va y se pone a construir un barco de madera (con maqueta previa de cartulina) y espadas para los pequeños invitados.


Así que cuando pienso que yo estoy chalada y que me meto en unos fregaos de los que luego me arrepentiré seguro, él siempre está ahí para superar mis locuras.

¡GRACIAS!

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